lunes, 10 de febrero de 2014

El Ladrido De Hécuba

Reconozco que los clásicos griegos me llaman mucho la atención, son el reflejo mas primario de la esencia del ser humano, y lo que cuentan, ciertamente muy a lo bruto, fue, es y será común a cualquier ser humano que se precie de serlo. Los clásicos griegos, siempre hablan de los tres pilares básicos de la existencia, el amor, la muerte y la supervivencia, estas motivaciones, luego llevan a sus personajes hacia otras, pero básicamente de eso hablan. De las grandes trágicas griegas, Hécuba es para mi la mas desconocida, recordaba su historia vagamente y su pintoresca forma de acabar sus días, pero el entramado que la lleva a pasarse la eternidad convertida en perra para aullar su dolor, no lo recordaba. Los clásicos, funcionan casi como culebrones, con intrincadas tramas, truculencia y dramatismo casi inconcebibles por el público actual, para conseguir que el espectador entre en la famosa catarsis, y de paso el mensaje del mito, llegue al respetable. Esta Hécuba me resultaba muy atractiva, en primer lugar, por La Velasco, Mi Concha del alma, a la que adoro, y tantas veces he visto en directo. Disfrutarla en un papel de esta envergadura me apetecía un montonazo, y luego por el título en si, ya que en Madrid, no es fácil ver teatro griego. Ni cortos ni perezosos nos sacamos las entradas, para lo que prometía ser una velada de gran teatro, y nos acercamos al Teatro Español casi en canoa, porque estaba cayendo el diluvio universal. Teatro lleno a rebosar, algo que siempre me pone de buen humor, y que le da vidilla a la función. Se apagaron las luces y empezó Hécuba......



La función se desarrolla en una playa, triste testimonio del desastre que supuso la guerra para Troya, después del rapto de Helena por parte de Paris. En esta playa se encuentran los objetos mas variopintos, se trata casi de un vertedero. Al fondo una tela roja, rasgada y preludio de la tragedia que se vive, preside el foro sobre un practicable. La ambientación es muy buena y las luces apoyan la atmosférica propuesta escénica. Un inquietante coro griego de mujeres se lamenta de la suerte que les toca correr a las troyanas.
El principio de la función impacta, tiene mucha fuerza y resulta desgarrador, e inquietante, es tal cual uno se imagina que se representaban las tragedias en la Grecia clásica, ecos fúnebres y plañideras anuncian lo que ocurre.No hay cambios de escenografía, no son necesarios, todo se desarrolla en la desolación de ese lugar, que tan bien cuadra con la desolación de los personajes de esta tragedia.


Vayamos con el elenco. Irregular, sobre todo en lo que a los hombres se refiere, empezaré por José Pedro Carrión, eminente actor que perpetra un Ulises excesivamente chulesco, maniqueo y superficial, tiene una estupenda voz, de sobra es conocida, pero no solo de voz vive el actor, se escucha demasiado, siente poco y posa mucho, lamento decir esto de un actor que habitualmente me gusta, pero cuando algo falla hay que decirlo. Alberto Iglesias crea un Poliméstor un tanto pasado de vueltas, pero efectivo, y teniendo en cuenta lo fuerte que es todo lo que le ocurre a su personaje, incluso le arrancan los ojos, se le puede perdonar, su rol tiene gran importancia para el desarrollo de la trama y cumple, aunque sin brillar en exceso. Correcto Luis Rallo como Polidoro, muy galán y muy sentido dando vida al espectro del hijo de Hécuba, su escena es de la mas líricas de la producción y es un remanso de paz dentro de la inmensa tragedia que se desarrolla en el escenario, a pesar del triste mensaje que viene a traer, la escena desborda poesía. Juan Gea estupendo como Agamenón, dota al personaje de mucho empaque, tal y como se requiere, mucha calma y serenidad como juez que imparte justicia, no se yo, si del todo justa, pero justicia a fin de cuentas, sin duda Gea, crea la composición mas redonda de las masculinas, siendo creíble y muy atinado en cuanto a lo que el personaje representa.



Continúo con el elenco femenino. Hécuba es eminentemente una obra de mujeres, y como tal se refleja en esta producción, Denise Perdidkidis, Zaira Montes y Marta De La Aldea, son el coro de esta tragedia, cumplen a la perfección, dotando de mucha intensidad sus intervenciones, tanto en lo musical como en lo actoral, están muy bien elegidas las tres por sus diferencias físicas y sus diferentes formas de trabajar, Me sobró un momento musical, no por su interpretación, sino por la música elegida, muy poco adecuada, y bastante fuera de la linea de la función, esa misma escena con otra música tendría mucha mas fuerza. Pilar Bayona como la Cautiva Loca, está absolutamente soberbia, en lo corporal es impresionante, crea una mujer  de sinuosos movimientos, desconcertante e inquietante a la vez, tiene muy poquito texto, pero no se le quitan los ojos de encima durante todo el espectáculo, que Bayona es una actriz como la copa de un pino es cosa sabida, pero nunca está de mas recordarlo, crear personajes que casi no tienen texto y que se conviertan en inolvidables, es trabajo harto difícil, Bayona no pasa desapercibida, sin duda una primerísima actriz, que demuestra su valía con solo pisar el escenario. María Isasi, crea una Polixena , serena valiente, y lejos de cualquier aspaviento, acepta su trágico destino con resignación y entereza,  se despide de su madre Hécuba con gran emotividad, siendo esta escena una de las mas logradas de la producción, crea una mujer de gran caracter, que en otra actriz posiblemente estaría mas enfocada hacia el desmelene, aqui es todo lo contrario, cosa que se agradece.
Para finalizar Concha Velasco como Hécuba, un papel que se las trae sin duda. Concha hace una creación lejos de cualquier afectación, huye del grito fácil, y utiliza sus mas que sobrados recursos, para dotar de toda la dignidad que esta reina convertida en esclava desposeída de todo requiere. Su Hécuba es una gran trágica, pero no excesiva, sino interiorizada, con un crescendo interpretativo muy conseguido, y que solo se arranca a gritar cuando ve que su venganza consumada no logra calmar su inmenso dolor. Ese grito antesala del lamento eterno que le espera convertida en perra hasta el día de su muerte hiela la sangre, hiela la sangre por inesperado y por creíble. La grandeza de Hécuba está en su humanidad, y Concha sin lugar a dudas sabe dotar al personaje de una inmensa humanidad y credibilidad. Enorme creación, honesta y contenida, dentro de los parámetros tan excesivos en los que se mueve la obra. Una interpretación para recordar, tal y como esperábamos.


La producción es estupenda, con una premisa bastante convencional, pero nada rancia, unas luces impactantes, y unas atmósferas muy conseguidas que calan dentro del espectador, el principio del espectáculo es soberbio, metiendo al respetable en la función desde el minuto uno. Después de el decepcionante programa doble de el Teatro De La Zarzuela, me he reconciliado con José Carlos Plaza que en esta producción parece volver por sus fueros. Su dirección de actrices es maravillosa, aunque en los actores la encontré un tanto descuidada, ha cargado las tintas en las interpretaciones femeninas, sin duda mas importantes que las masculinas en la función, pero este detalle, hace que la producción no sea redonda del todo. La versión de Juan Mayorga, es asequible y permite que el espectador no pierda ripio de este gran texto que es historia del teatro por sobradas razones. La función se ve facilmente, no aburre, es muy ágil y se pasa volando, cosa que a veces con los grandes textos griegos es difícil de conseguir, ya que mal ejecutados pueden ser ligeramente indigestos. Esto sin duda es mérito de Plaza, que dota de mucho ritmo al espectáculo, con los silencios justos, y perfecto sentido del texto. Se entiende absolutamente todo, y eso es muy de agradecer.


En resumen, una mas que decente propuesta de un texto muy complejo,  que no defrauda, en parte por el carisma de La Velasco y en parte por el impecable envoltorio que hace esta producción un título muy apetecible. Posiblemente dentro de unos años diremos que nosotros vimos a Concha Velasco haciendo Hécuba. Así es el teatro y  sus mitos (griegos, o hispánicos da igual). Están muy poquito tiempo en cartel y la verdad es que ver a Concha en este papel, no deja de ser un acontecimiento teatral, máxime cuando lleva diciendo que se retira desde hace un tiempo, je je je. Si no os gusta no me arranquéis los ojos, eso era mas propio de aquello bárbaros que tanto admiraban los griegos.....


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