lunes, 15 de septiembre de 2014

Lunático Calígula

Ya he comentado por estos lares mi admiración hacia Camus, uno de los autores mas influyentes del S. XX, tanto en la escena como en el pensamiento. Calígula es sin duda su obra mas mediática, y una de las mas mitificadas en nuestro país, por obra y gracia de José María Rodero, y aquella interpretación sin parangón en la España de su época. Para mi Calígula fue una auténtica revelación, en los Años 90, en una producción majestuosa dirigida por Tamayo, con unos Luis Merlo y Pedro María Sánchez en estado de gracia. Mi primera copa de whisky, me la tomé a la salud de Calígula, ya que tan profunda fue la impresión que me causó que a la salida del teatro me pimplé en dos tragos el pelotazo, sin inmutarme. Sufrí mi primera catarsis ya que diecinueve años, no se tienen siempre, y disfrutar semejante texto a esa edad, es una experiencia bastante fuerte, máxime cuando se es un adolescente muy impresionable como yo lo era. No volví a ver esta función nunca mas, no quería que el encanto se perdiera, solo vi y en vídeo el de Rodero, y he de reconocer que me gustó muchísimo. Este año la han repuesto en el Centro Cultural Fernán Gómez, y la verdad es que me apetecía volver a verla. Un día antes hablaba con un amigo y le comentaba que me iba a abstraer de mi primer Calígula, para disfrutar de esta nueva versión, no me gusta anclarme en el pasado, y el teatro debe avanzar. Tamayo ya no está y los tiempos son otros, así que bastante desprejuiciado, me propuse disfrutar de esta inmensa obra que no deja indiferente a nadie, y sobre la que tanto se ha escrito. La experiencia resultó la mar de estimulante, y por encima de lo esperado, si bien es cierto que con algunos peros, como iré relatando a continuación.

                  


Calígula es un texto redondo, ofrece todo lo que el buen teatro debe ofrecer, un sólido drama, un fondo mas que profundo y unos personajes estupendamente plasmados, que el espectador no olvida nunca. Camus, según sus propias palabras dice lo siguiente de tan controvertido personaje 

"Calígula, hasta entonces príncipe relativamente amable, se da cuenta cuando muere Drusila, su hermana y su amante, de que "los hombres mueren y [...] no son felices". Desde entonces, obsesionado con la búsqueda de lo absoluto, envenenado de desprecio y horror, intenta ejercer, a través del asesinato y la perversión sistemática de todos los valores, una libertad que finalmente descubre que no es buena. Rechaza la amistad y el amor, la solidaridad humana sencilla, el bien y el mal. Toma la palabra los que le rodean, les empuja hacia la lógica, nivela todo lo que está a su alrededor por la fuerza de su negativa y por la furia de la destrucción que conduce su pasión por la vida.
Pero, suponiendo que la verdad sea revelarse contra el destino, su error consiste en negar a los hombres. No se puede destruir todo sin destruirse a sí mismo. Por eso Calígula desaloja a todos los que le rodean y, fiel a su lógica, hace lo necesario para armar a aquéllos que finalmente lo asesinarán. Calígula es la historia de un suicidio superior. Es la historia del más humano y más trágico de los errores. Infiel a los seres humanos debido a la excesiva lealtad a uno mismo, Calígula consiente en morir después de darse cuenta de que no se puede salvar solo y que nadie puede ser libre si es en contra de otros."

                                    

Es decir, que Camus, se sirvió de este personaje, para plasmar lo que el quería, huyendo de la imagen de cruel tarado, para mas o menos justificar su locura como un intento de inculcar o aleccionar a los demás sobre los valores que realmente importan en la vida. Para ello convierte a Calígula en un lírico personaje, que tiene un particular sentido de la justicia social, del amor y del arte, que de loco no tiene nada, y que asume su muerte, como consecuencia directa de sus acciones, sin excesivos problemas. La obra mas allá de su extrema truculencia, permanece en el subconsciente colectivo por las grandes interrogantes que plantea sobre nuestro sistema, nuestra escala de valores, y la forma de entender la vida en nuestra sociedad. Para ello Camus nos presenta una serie de imágenes de gran impacto visual y emocional, que nos hace plantearnos si la visión de un loco, puede ser mas acertada que la nuestra, porque Calígula señores es un asesino, un tirano y un sádico, que reparte justicia de forma muy dolorosa, pero muchas veces tremendamente justa. Ni que decir tiene que cualquier parecido con el personaje real es pura coincidencia. Calígula es pura filosofía, teatro de altura y va mucho mas allá de la figura histórica, va directamente a las tripas del espectador, para soltarle un bofetón en toda la cara y decirle, DESPIERTA!!!

                            

Vayamos con el elenco, un tanto irregular en los secundarios, y muy sólido en los principales.

Xabier Olza y Ángel Garcia Suárez, dan vida a Mucio y Metelo respectivamente. Mucho mejor García Suárez que Olza, ya que este último resulta poco creíble en su breve pero interesante papel, que teniendo en cuenta lo que tiene encima y el paradójico final que le toca en suerte, no imprime la suficiente fuerza dramática que este papel requiere. Ángel García Suarez da vida de forma muy convincente a este ruin Metelo que no duda en traicionar a los suyos para salvar su pellejo, aunque le salga el tiro por la culata. Crea un amanerado y retorcido personaje que claramente no es de fíar y que Suárez, sabe llevar a su terreno a la perfección.

Cesar Sánchez, perfecto como Senecto, el mas anciano de todos los conspiradores, como su propia nombre indica. Sánchez ofreció una creíble interpretación con un buen trabajo corporal, y que dotó de mucho sentido a su escena principal, dejando al respetable bastante impresionado en el momento de su muerte.

Antonio Gálvez como Lépido, bastante inadecuado, con un trabajo poco profundo, mas preocupado por escucharse, que por sentir lo que decía, y haciendo un poco de trampa en su interpretación. No me gusta cuando un actor se escucha mas a si mismo que a sus compañeros, se nota que está en un código distinto y se acusa bastante cuando está en escena. No me lo creí, lo siento mucho, pero esa fue mi impresión.

Héctor Melgares como Escipión, el personaje mas sensible de todos los que hay en la función y uno de los mas líricos, que creo que es el único que Calígula aprecia realmente, no en vano es un poeta, y este atormentado Calígula de poesía sabe mucho. Melgares está flojito, le falta peso escénico, algo que por un lado le viene bien al personaje ya que da sensación de fragilidad. Pero no es la composición del actor, sino los recurso que tiene lo que le hace transmitir esa sensación. Bajo de tono y con algún que otro problema de sentido en su texto, salva los trastos por su estupenda escena con Calígula donde lo da todo, gracias a ( es justo decirlo) Javier Collado Goyanes que se entrega, tirando de la escena sin problema. Manda Collado, Melgares le sigue, y la cosa funciona. Suficiente raspado para Héctor Melgares que no aprovecha tan bonito papel.

Fernando Conde como Helicón, de lo mejorcito del reparto. Conde es un soberbio actor, sólido como los cimientos del Coliseo y que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Conde nos obsequió con una interpretación de altura, de este irónico y leal Helicón, muy bien apoyada en la voz y en el cuerpo. Ofrece momentos mayúsculos en todas sus intervenciones, y su escena con Calígula durante el Primer Acto, es toda una lección de teatro bien entendido.

José Hervás como Quereas, estupendo sin duda, de gran presencia, mucho dominio del texto, aunque quizás un pelín monótono en algunos momentos. Quereas muerde, es el mas sensato y el mas inteligente de todos los conspiradores, manda en la sombra, pero es el que manda, y eso Hervás lo da a la perfección. Mucho dominio de la escena y sin ningún problema para resolver las difíciles situaciones por las que su personaje pasa. Cuando dice que ya es el momento de asesinar al emperador hiela la sangre, y amiguitos, esa frase es una de las mas importantes de la obra. Sobresaliente para Hervás, que aunó convicción y oficio en tan difícil rol.

Alejandra Torray ofreció una Cesonia mas que interesante. Pragmática, irónica, de duro carácter y un tanto resignada ante los acontecimientos tan tremendos que se suceden en escena. Torray posee una voz estupenda, en la que se apoya perfectamente, sabiendo imprimir carácter y presencia escénica a un personaje que suele pasar desapercibido, y que en este montaje está muy potenciado. Torray saca todo el jugo a lo que tiene. Un diez para ella.

Y para finalizar Javier Collado Goyanes como Calígula. Collado ofreció un Calígula alejado de cualquier amaneramiento escénico ( algo de lo que Rodero, con todos mis respetos abusaba un poco ) Hace una sensible composición, fuera de cualquier histrionismo, muy interiorizada y muy trabajada. Su Calígula dentro de lo excesivo del personaje, es muy sereno y ahí radica la grandeza de su interpretación, actúa con completa lógica, la de Calígula por supuesto, y eso estremece, porque aunque no compartamos lo que hace, comprendemos sus motivaciones, gran labor por parte de Collado. Abarcar un personaje de esta envergadura es muy difícil, y el lo hace sin problemas. Tal es el grado de implicación que en los saludos todavía mantiene el terrible semblante de su personaje. Collado se lo curra de lo lindo y sale mas que airoso del trance. Todo su complicado texto se entiende a la perfección, y comprendemos sin problemas el motivo por el cual dice que lo único que quiere es la Luna. Collado ofrece una personalísima y muy profunda visión de este personaje, con todos sus complicados recovecos.


                         

Vayamos ahora con la dirección y propuesta escénica.
Joaquín Vida, no se anda por las ramas y va al turrón sin contemplaciones, ofreciendo una lectura dura del texto, que va muy bien con el tono de la obra, dirige a todos los actores hacia unos objetivos muy claros, y  muy evidentes, se conoce muy bien la obra y se nota. Todo está perfectamente encarrilado, y el ritmo está muy conseguido, algo harto difícil en una función como está. Vida ofreció una función de potentes momentos visuales, que al tenor de la respuesta del público, a mas de uno le revuelve en su asiento, funcionan a la perfección. Dota de mucha ironía a las escenas mas truculentas, siendo un alivio para la dureza de la trama, y en algún momento el respetable se ríe, de forma incómoda, eso si, ante la brutalidad de lo que está siendo testigo.

La propuesta escénica muy sencilla y bastante clásica, con un suelo que recuerda a un tablero de ajedrez, donde estos personajes entablan tan terrible guerra dialéctica, unos taburetes un practicable y poco mas. Por cierto a mi el practicable me sobraba, si jugamos a unas interpretaciones tan desnudas, y que funcionan en líneas generales como en este caso ocurre, no son necesarios mas aditamentos. Luces mas que correctas y sobrio vestuario, en total consonancia con el estilo de la propuesta.



En resumen, una propuesta muy recomendable, que deja de lado cualquier fuego de artificio, centrándose en las interpretaciones de los actores y dando protagonismo absoluto a la estrella de la función, que en este caso es Camus. Algunos textos se hacen indispensables, este Calígula lo es, para muestra este botón de lo que este preclaro Calígula nos cuenta, y que tan en consonancia va con los tiempos que corren:

"Todo el mundo tiene asumido que gobernar es robar, pero hay maneras y maneras; la mía será la de robar por las claras sin tapujos, acostumbrados como estáis a los rateros, notaréis el cambio"
                            

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