martes, 12 de abril de 2016

La Puerta De Al Lado, Irregular Texto, Grandes Actores

Este año no estoy viendo mucha comedia, la temporada va hacia el drama sin que me lo haya planteado así de forma premeditada, así que la semana pasada me apetecía echarme unas risas en el teatro, estuve buscando alguna comedia para pasar el rato, y me decanté por La Puerta De Al Lado, había leído buenas críticas de esta obra, y los comentarios de los espectadores, en distintos canales de venta, que habían visto la obra, eran bastante positivos en general, así que sin saber muy bien que iba a ver me aventuré a sacarme las entradas, con la reserva que la comedia francesa me suele producir, pero como parece ser que en Madrid, si uno quiere ver humor tiene que ser francés, pues sucumbí a la enésima comedia gala que se lleva a cabo en nuestros escenarios. Uno de los motivos por los que me decanté por esta producción fue sin duda la solvente Silvia Marsó que reconozco que siempre me gusta, así que después de un agotador sábado, me acerqué al Marquina dispuesto a reírme y pasar una velada teatral sin complicaciones. La verdad es que me lo pasé bien, pero no acabó de ser una velada redonda basicamente por las carencias del texto como mas abajo iré narrando.



La Puerta De Al Lado de Fabrice Roger-Lacan es un texto que me ha dejado un tanto desconcertado, ya que la calidad literaria del mismo choca frontalmente con lo poco interesante que resulta dramaticamente. Me explico, la obra está brillantemente escrita, pero su argumento repetitivo y con poco interés en lo que plantea, lastra el acabado final de la función. La premisa es fácil, una pareja completamente opuesta nos cuenta como se conocieron, y como a pesar de ser tan diferentes acaban juntos. Problemas: al saber desde el minuto uno como va a acabar la función, la obra no acaba de mantener el interés, otra cosa que va en detrimento de la función es que todas las escenas se basan en lo mismo, discusión tras discusión y la acción avanza poco, para precipitarse al final, echándose en falta una progresión mas equilibrada y que cansa al espectador, ya que le parece que está todo el rato viendo lo mismo. Puntos a favor, el maravilloso uso del lenguaje, la genial traducción por parte de Sergio Peris-Mencheta, que las escenas buenas son un prodigio, especialmente la escena del rodaballo y la escena en la que se habla de Marguerite Duras y que los dos papeles que llevan la función tienen mucha chicha y están muy bien plasmados. En el texto se nos diseccionan con precisión quirúrgica dos psicologías opuestas, con resultados un tanto gélidos e irritantes en algunos momentos debido el lento desarrollo hacia un desenlace conocido de antemano.



Vayamos con el elenco.
Silvia Marsó y Pablo Chiapella junto con Litus responsable de la música en directo, son los tres artistas que llevan a cabo la función.
Dadas las características de la función haré la crítica sin separar a sus dos protagonistas, ya que el trabajo de uno sin el del otro, no tendría razón de ser.
Chiapella y Marsó forman un tándem  perfecto de gran química escénica, y cuyos estilos de interpretación tan diferentes  en un principio, se ajustan como un guante el uno al otro. Reconozco que sentía cierta curiosidad por ver a Chiapella sobre las tablas, ya que sus intervenciones televisivas en series de trazo un poco mas grueso, dejaban entrever el potencial pero no en todo su esplendor, y la verdad es que me ha resultado la mar de convincente. Chiapella menos frío que Marsó y en un código mas coloquial, resulta el complemento perfecto para el código mas cerebral de su co-protagonista, siendo el acabado de los dos trabajos redondos. Marsó se enfrenta a un dificilísimo personaje de parlamentos mas que complicados, del que sale airosa de largo gracias a su soberbio control del texto, y al prodigioso ritmo que imprime en sus momentos mas difíciles, donde un lenguaje ciertamente elevado es planteado por Silvia Marsó con pasmosa naturalidad. Chiapella tiene un personaje de menos complicaciones, y que parece escrito para el. Derrochando humanidad y verdad encandila al respetable, con una concepción muy acertada de este chico que no es mas que una persona normal, que en un principio no entiende la mala leche de su vecina, aunque poquito a poco la va calando sin remisión.
El trabajo de ambos es mayúsculo en sus diferentes estilos, bastante contenidos y siguiendo unos parámetros muy coloquiales aunque el personaje de Marsó de coloquial tenga poco. Esta es una de las grandes bazas de las dos interpretaciones, la aparente, solo aparente, facilidad de lo que están haciendo, y el gran trabajo que se vislumbra detrás de cada uno de los dos actores.
Mención aparte merece Litus como intérprete musical, todo un acierto, la música en directo aporta mucha frescura a la función y sin duda es de agradecer, ya que no es habitual que en las propuestas privadas se disfrute de música en directo.



Vayamos ahora con la propuesta escénica.
Sergio Peris-Mencheta firma la producción, y la verdad es que acierta, con alguna salvedad que no se si vienen en el texto original, ya que lo desconozco, y que no acaban de funcionar. Me refiero a algunas salidas de la función que no aportan mucho, ya que si bien el código del espectáculo conlleva rompimiento de la Cuarta Pared que resulta efectivo en cuanto a la dramaturgia se refiere, cuando este rompimiento se acerca a Pirandello, el recurso se cae ya que no aporta nada, y cercena una de las escenas mas interesantes de la función, siendo la resolución del recurso igual de poco satisfactoria que el desarrollo de la misma.
Peris-Mencheta, juega con sus actores de forma convincente, logrando diferentes acciones escénicas muy interesantes, y que remarcan con eficacia lo que el texto plantea, la propuesta en general está muy bien justificada en todas las interpretaciones, y el trabajo actoral tiene una línea mas que clara e interesante. Peris-Mencheta consciente de la importancia del texto en esta función, carga las tintas en el mismo de forma muy atinada y con ritmo, del mismo modo que plantea una propuesta estética muy sugerente, elgantona y mas que acertada, con momentos muy inspirados, y perfectamente ejecutados con cierta frialdad en la propuesta escénica que remarca a la perfección la soledad de estos dos personajes, claros herederos del S.XXI y sus innovaciones tecnológicas, por un lado muy prácticas, pero que cortan de forma drástica y en algunos casos preocupante, las relaciones humanas.
El esfuerzo de Sergio Peris_Mencheta es encomiable, lástima que la función no acabe de levantar el vuelo por las carencias del texto que mas arriba comento, ya que el trabajo actoral y de dirección es acertadísimo.



En resumen, una propuesta agradable, que se queda un poco corta en cuanto a las expectativas, pero que salva los trastos gracias a la calidad del trabajo de sus dos protagonistas, así como a la inspiradísima dirección escénica. La obra se ve con facilidad aunque en algún momento se haga un poco larga, y no deja de ser un ejercicio de estilización de la alta comedia derivada hacia el prisma mas psicológico del ser humano. Se ve, y creo que se olvida facilmente, pero eso no es óbice para que se trate de una sólida propuesta que no carece de cierto interés.




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